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Noruega mantiene una estructura económica propia de los países más desarrollados del mundo, donde más del 60 por 100 de la mano de obra se dedica al sector terciario y en donde existe un componente singular al ser uno de los principales países produtores de petróleo y gas natural de Europa que le aporta una riqueza en torno al 22% del total nacional.

Antecedentes inmediatos

El alto nivel de vida, con sus correspondientes altos precios de productos y mano de obra, llevó al inicio de la década de los 1990s a una crisis en la economía Noruega -comparable a la que sufrieron otros países en 1993-, que provocó un aumento del paro.

A mediados de la década, Noruega se encontró en una situación de equilibrio en precios y salarios con sus competidores más próximos lo que le ha permitido desde entonces un crecimiento sostenido en torno al 3,7% anual hasta 1998 y del 1% hasta 2002, incrementándose de nuevo el crecimiento a partir de este año.

El sector primario

La climatología del país es determinante para la agricultura. Existén algo más de un millón de hectáreas cultivables, tras un periodo en el que se fueron abandonando en pocos años más de 80.000 hectáreas.

Esta situación, en una tierra que no ofrece suelo suficiente, ha sido siempre un problema al que enfrentarse. Existen medidas de ámbito público que fomentan la explotación de las parcelas de cultivo y de la ganadería con los objetivos reconocidos de incrementar la producción propia, mantener los asentamientos de población rural, aumentar el nivel de vida de las familias dependientes de este sector, proteger el medio ambiente y garantizar un uso racional de las explotaciones forestales

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